Pedro Sánchez quiere pasar página de la amnistía. El ya presidente del Gobierno lo fía todo a que la agenda social de la futura coalición sepulte el malestar en España por la cuestión catalana. Demasiado optimismo. Ni los independentistas catalanes ni el PNV ni Bildu renunciarán a vender su relato: que el perdón al procés no es el final del camino, sino una oportunidad para culminar sus aspiraciones nacionales. Y la derecha se frota las manos porque podrá avivar la agitación social al grito de “corrupción política” unos cuantos años.
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14 octubre, 2024