Captagon, la droga que convirtió a Siria en un narcoestado bajo el mando de El Asad
Era un secreto a voces que, ante las sanciones internacionales, el hoy derrocado régimen de Bachar El Asad había convertido Siria en un narcoestado con la producción y contrabando de captagon, una droga de producción fácil y barata apodada “la cocaína de los pobres”. También que Maher, el hermano pequeño del dictador y hoy en paradero desconocido, supervisaba un negocio que proporcionaba cada año 2.400 millones de dólares (algo más de 2.300 millones de euros, según la investigación del Instituto New Lines de Nueva York) a un sistema en el que la corrupción no era la excepción, sino la norma. Maher El Asad comandaba de la Cuarta División Acorazada del Ejército y era de facto el segundo hombre más poderoso del país. El combatiente rebelde Baker Sham sabía todo eso, pero aún se sorprende de su dimensión, al mostrar en un centro a las afueras de Damasco cómo se producía, empaquetaba y ocultaba dentro de mesas de madera, frutas decorativas de plástico, rollos de luces LED o generadores eléctricos. “Lo que encontramos al llegar se habría vendido por millones de dólares en el mercado”, asegura Sham, mientras recoge del suelo las tablillas para convertir la mezcla líquida en pastillas y bolsitas de hachís de 100 gramos. La Siria de El Asad generaba el 80% de la producción mundial de captagon, según los cálculos de Naciones Unidas.
