Construir un muro de piedra es mucho más importante de lo que parece. Aparte de tener una finalidad práctica (delimitar campos, contener taludes, etc.) cumplen también una función natural. Se integran en el paisaje como un elemento más, pueden albergar numerosas especies de pequeños animales y permiten evitar el empleo de hormigón y cemento, materiales que han generado emisiones de CO2 para su fabricación y transporte. Aparte, la construcción de paredes de piedra seca (sin uso de argamasa de ningún tipo) es una técnica milenaria que encierra una sabiduría ancestral que es preciso preservar.
Existen muchas formas de construir este tipo de muros, pues, para empezar, hay paredes de muchos tipos y para muchas finalidades. No es lo mismo un murete bajo y de escasa anchura que un muro de un metro y medio, que deberá soportar más presión. Sin embargo, hay reglas generales para todos ellos que hay que tener en cuenta.
Los amigos de Ecoinventos, el portal de referencia en nuestro país para trabajos de tipo ecológico, explica qué tipos de piedra, qué técnicas y qué utensilios necesitaremos.
Múltiples tipos de piedra
En cuanto a los tipos de piedra, hay que decir que eso dependerá del lugar de España en que nos encontremos. Así, en el Mediterráneo la piedra caliza habitual en esa zona será la empleada en estos muros, pero si vivimos en el norte tal vez la pizarra será la mejor opción.
Estas son las piedras más usadas:
Piedra Caliza: Su diversidad de tonos y la facilidad con la que se trabaja la hacen popular en la construcción de muros de piedra. Es duradera y se adapta a diferentes estilos arquitectónicos.
Granito: Conocido por su dureza y resistencia, el granito es ideal para muros de carga y muros de contención. Viene en una variedad de colores y acabados, lo que le permite adaptarse a múltiples diseños.
Pizarra: Es una piedra muy utilizada para muros de piedra debido a su planitud y facilidad para apilarse. También es resistente y ofrece una textura y color único que aporta un aspecto distintivo al muro.
Arenisca: Es fácil de tallar y dar forma, lo que la hace adecuada para muros detallados. Sus variados colores pueden ser seleccionados para complementar el entorno natural o el diseño arquitectónico.
Roca de Campo: A menudo recolectada de campos o extraída de la superficie terrestre, este tipo de piedra proporciona un aspecto más rústico y es generalmente más económica.
Mampostería: Piedras de corte uniforme, son ideales para un look más formal y simétrico, aunque suelen ser más caras debido al proceso de corte y preparación.
Preparar las herramientas básicas
En cuanto a los materiales y herramientas que necesitaremos, la variedad puede ser enorme y depende de cada constructor. Los hay que van cargados de herramientas y otros, en cambio, levantan primorosas paredes con apenas tres o cuatro de ellas. En todo caso, destacan los siguientes:
Cincel y martillo, básicos para dar forma a las piedras, partirlas y obtener los tamaños que necesitemos en cada momento.
Cordel para marcar las líneas guía que han de configurar el trazado de la pared y sus dimensiones generales.
Nivel y plomada para asegurarse de la verticalidad del muro y de la correcta nivelación de las piedras.
Carretilla: esencial para el transporte de las piedras de un lado a otro.
Al margen de esto, son imprescindibles unos buenos guantes para no sufrir heridas en las manos.
Sistema de construcción (sin usar argamasa de ningún tipo):
Las piedras se colocan según su longitud. Es una regla fundamental que las piedras se vayan colocando según su longitud, no de su anchura. Es decir, la parte más larga debe dar de cara al exterior, pero la mayor parte de su volumen debe ir ‘metido’ dentro del muro. Eso hace que la pared sea estable, pues de no seguir este criterio, será fácil que se derrumbe a la más mínimas ocasión.
Las piedras deben quedar ajustadas entre sí y bien acopladas. Hay que compactar al máximo las piezas del muro, de modo que tengan el máximo de contacto entre sí, pues eso dará fuerza al conjunto y evitará que se derrumbe total o parcialmente. Para ello, hay que evitar dejar espacios huecos, rellenándolos con piedras más pequeñas o incluso grava. El conjunto ha de quedar lo más homogéneo posible.
Las piedras no deben formar columnas. Para conseguir la solidez del muro, cada piedra nueva que pongamos debe colocarse sobre la junta de las dos que haya debajo de ella. De esta forma la estructura queda reforzada. Pero para hacer eso, las piedras deben estar niveladas correctamente.
Evitar formar salientes. Las piedras de los lienzos de la pared han de quedar colocadas de tal forma que no presenten salientes excesivos. Para ello hay que elegir bien las piezas y, si es preciso, cortarlas adecuadamente. No se trata de que queden unas superficies de pared totalmente lisas (es imposible, además), pero sí que ofrezcan un aspecto estético y esmerado.
En estos dos vídeos se observan dos casos diferentes de construcción en piedra seca que pueden servir para hacerse una idea del proceso:
Esto son solo algunos criterios generales, pero en internet encontrarás muchas páginas en las que se detalla la técnica para cada tipo de pared en concreto, que requieren necesidades especiales.
Hay que recordar la UNESCO declaró a finales de la década pasada como Patrimonio Mundial de la Humanidad la técnica de construcción de pared seca, un saber milenario que comparten numerosos pueblos de todo el continente europeo.
Artículo de referencia: https://ecoinventos.com/reglas-esenciales-para-construir-un-muro-de-piedra/#more-240910
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