Prácticamente no hay semana en que los activistas climáticos de Última Generación (Letzte Generation) no aparezcan en los medios de comunicación alemanes. De eso precisamente se trata: de llamar la atención con sus acciones, cada vez más cuestionadas por la ciudadanía e incluso por políticos ecologistas, para alertar a la sociedad sobre la crisis climática. El grupo, conocido sobre todo por bloquear carreteras y pegarse al asfalto, ha vuelto a actuar en Berlín. Este jueves la Policía detuvo a dos de sus activistas con las manos en la masa, mientras ensuciaban otra vez con pintura naranja la emblemática puerta de Brandeburgo.
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