El España-Hungría estaba marcado en rojo desde hace muchas semanas en todas las agendas de El Campillo, pueblo natal de Fermín López, que fue el gran protagonista en el Nuevo Colombino del encuentro clasificatorio para el Europeo de la categoría que se disputará en verano de 2025 en Eslovaquia. Motivos había de sobras para que así fuera porque, por un lado, hacía 30 años que la Sub-21 no jugaba en Huelva, desde el 23 de febrero de 1993 (2-0 frente a Grecia) y, por el otro, la presencia del centrocampista blaugrana, que jugó 67 minutos a un muy nivel, convertía la cita en obligatoria para el pueblo.
Llegado el día, los vecinos y vecinas, amigos, conocidos y, por supuesto, su familia no defraudaron y se desplazaron en masa para arropar a un futbolista que se ha convertido en el campillero más ilustre. El Campillo, una población pequeña que cuenta con 2.020 habitantes en la actualidad y, aunque es muy difícil tener una cifra exacta, quienes han preparado durante las semanas previas el desembarco en la capital onubense calculan que más de la mitad del pueblo recorrió los 70 kilómetros que les separan de Huelva.
De hecho, los alrededores del Nuevo Colombino, desde mucho antes que arrancara el partido, ya estaban abarrotados de campilleros y campilleras vestidos con la camiseta de la selección con el nombre de Fermín López a la espalda. No faltaron las pancartas dedicadas al futbolista, muy querido por su gente desde que era solo un niño y ya soñaba con vestir la camiseta del Barça y la de la selección española, algo que esta temporada ha podido hacer realidad. El de Huelva es, de hecho, su tercera participación con la Sub-21, la segunda oficial.
Un día muy esperado por su familia
Su padre, Fermín López, obviamente tampoco faltó a una cita muy especial para toda la familia, ilusionada por ver un partido del jugador en su tierra natal, con su gente. Padres, abuelos, tíos… No faltaba nadie. Ahí estuvieron Juan José Palmar, uno de los fundadores de la Peña Camp Barça, y Rafael Montero, su primer entrenador, como también Francisco Javier Sánchez Rubio, presidente de la Escuela Municipal de Fútbol Base de El Campillo, una de las entidades que más entradas pidió a la RFEF para repartirlas entre los vecinos. Fernando Pineda, técnico de deportes del ayuntamiento, fue otro de los campilleros que no quiso perderse la que fue una noche inolvidable.