18 años. Te dicen que disfrutes. Que no te meterán presión, pero sabes que la tienes. Estás en el Barça y has costado un pastizal. Un nudo perverso. ¿Cómo gestionarlo? Desde fuera, se me ocurren tres enfoques para el chaval: uno, mucha calma.
No vienes para salvar a nadie. Dos, escucha a Xavi, que sufrió en sus carnes el laberinto de muy joven. Y tres, leerle la cartilla a Lewandowski, en plena sequía. Eso pertenece al entrenador. Si un día le sienta, ¿le ayudará o habrá caritas? El affaire con Lamine convierte el asunto en una incógnita nada menor. Tampoco lo es liberar al brasileño. Es importante que ese mensaje se transmita bien. Si la idea es que su fútbol trascienda al nivel de lo que exigen las urgencias del equipo, vamos mal.
No sólo eso, sinó que alimentaremos el meme si no produce rendimiento instantáneo. De momento, ya hemos asistido a un aperitivo de quienes especulan con su fracaso. Que si un mero cazagoles, que si el Barça ha fichado al malo y el Madrid al bueno – Endrick -, o que si se trata de un juvenil de 60 millones… Todo eso sin haber debutado. Como para volverse a Sao Paulo al amanecer.
Endrick, que estuvo meses sin golear tras atarle Florentino, fue recibido en Valdebebas como el Pelé del cuarto milenio. Sólo siete meses más joven que Roque, ha firmado 15 goles en el campeón de Brasil. Ninguna asistencia. En el mismo tramo, “O Tigrinho”, con menos calidad a su vera, acredita 26 dianas y 8 pases definitivos. Pero casi le han presentado como un piernas al lado del “niño maravilla”. A mí Vitor Roque, en el que veo cosas del Suárez que empezaba, me parece un futbolista interesante. Pero debemos acogerle entre afecto y el aplauso. Tire o no del carro. Para eso, están los que están. Y todos sabemos quiénes son y lo que costaron.