El PSG asestó un golpe importante en la carrera por el liderato. Los parisinos hicieron gala de su poderío ofensivo ante el Mónaco (5-2), uno de sus perseguidores más inmediatos en la clasificación, para ampliar en seis puntos la zanja entre ambos conjuntos. Esta victoria, la sexta consecutiva en el campeonato francés, deja al Niza como único conjunto capaz de seguir la estela de los de Luis Enrique.
En los primeros compases del partido, los focos recayeron sobre los porteros. Tanto Köhn como Donnarumma protagonizaron intervenciones de mérito para impedir que subiese el primer gol al marcador del Parque de los Príncipes. Por momentos ambos parecieron imbatibles, pero los mismos focos que les ensalzaron se tornaron acusadores poco minutos después.
El primer golpe, posterior a un fuera de juego muy dudoso que invalidó el tanto de Vanderson, lo protagonizaron los parisinos. Köhn, que antes se había agigantado para frustrar un mano a mano a Mbappé, cometió un error de benjamines al intentar detener un intento muy tímido de Dembélé. Al meta de los monegascos se le escurrió el balón de las manos, y Gonçalo Ramos, que tenía la caña preparada, aprovechó la pifia para inaugurar las hostilidades.
Un nuevo error garrafal, esta vez protagonizado por Donnarumma, propició el regreso de las tablas al marcador. El guardameta italiano se confió en exceso en salida de balón y, al sentir la presión de Balogun, se quitó rápidamente el esférico de los pies. El despeje cayó en los pies de Minamino, que aprovechó la asistencia para definir a placer.
Las aguas parecían haberse apaciguado tras un tramo frenético, pero fue entonces cuando Dembélé aprovechó un despiste de Magassa para forzar un penalti. A Mbappé no le tembló el pulso en el momento de asumir responsabilidades, y definió con todas sus fuerzas para volver a poner por delante a los parisinos.
Un estreno goleador que se hizo de rogar
El PSG llegaba al ecuador del encuentro con la ventaja en su poder, y tan solo se tenía que limitar a defenderla para dar un golpe sobre la mesa en la carrera por el liderato. Sin embargo, los parisinos salieron del túnel de vestuarios con menos colmillo, situación que los monegascos aprovecharon para llevar el peso ofensivo.
No encontraban respuestas los parisinos, pero una falta sin aparente peligro terminó allanando el camino. Fabián la ejecutó rápidamente para pillar por sorpresa a la defensa del Mónaco, sirviendo en profundidad en busca de un Dembélé que ya se encontraba en movimiento. El exazulgrana condujo hasta pisar área y, a pesar de apenas tener ángulo, encontró un resquicio para batir a Köhn.
La picadura del ‘Mosquito’, la primera con la camiseta del PSG, puso el partido patas arriba. Apenas había transcurrido un minuto desde el gol de Dembélé cuando Vitinha clavó el esférico en la escuadra para dictar sentencia. Balogun maquilló el resultado y el Mónaco amagó con reaccionar, pero la diferencia era demasiado elevada. Kolo Muani, en el descuento, puso el broche a la gran noche de los parisinos.