Segundo mazado en cinco días para el Real Madrid. Si el Barça le devolvió a la realidad en la Liga F el pasado domingo, con una manita incontestable, el Häcken sueco le complicó su camino en la Champions League con una remontada que dejará huella y que incluso podría llevarse por delante a su técnico, Alberto Toril.
Y eso que las madridistas tuvieron una muy buena puesta en escena sobre el césped del Hisinger Arena de Göteborg. De hecho, el conjunto blanco pudo irse al descanso con un 0-2 en el marcador si la madera no hubiera repelido un zapatazo de Olga Carmona en los últimos compases de la primera parte.
El Real Madrid dominó en esos primeros 45 minutos imponiendo ante un Hacken extrañamente acomplejado. Y Signe Bruun trasladó esa superioridad al marcador al aprovechar un balón muerto en el área después de otro mísil de Ivana Andrés que la portera Jennifer Falk había desviado con muchas dificultades a la madera.
El conjunto blanco perdonó y como suele ocurrir en estos casos, lo acabó pagando muy caro. Las suecas salieron con otro talante en la segunda parte y el Real Madrid empezó a sufrir, especialmente por las dos bandas, por donde las de Mark Lind explotaron su velocidad.
Con todo, el equipo de Toril mantuvo el tipo hasta que Anna Anvegaard metió un balón al área para que Felicia Schröder lo peleara entre las dos centrales y lo dejara para la llegada de Rosa Kalaji. Nada pudo hacer una Misa ante el disparo de la centrocampista sueca.
El empate espoleó a las locales, que se desmelenaron definitivamente. El Häcken empezó a creer en la victoria y acabó noqueando a un Real Madrid que no encajó bien el golpe. El dominio local fue ya incontestable y en una salida de balón primorosa, las de Lind enviaron a las blancas a la lona.
El Häcken tocó el balón al primer toque y sin miedo ante la presión desesperada del Real Madrid hasta que encontró el pasillo. Balón al espacio para la carrera de Juntilla Nelhage y cambio de juego para que la otra lateral, Katarina Kosola, enviara el cuero a la escuadra con un derechazo imparable. Nada que hacer para una Misa desesperada.
Esta vez no hubo ayuda arbitral como ante el Chelsea y el partido agonizó con la frustración y la impotencia de un Real Madrid que el próximo 14 de diciembre se jugará la vida en París, ante el sorprendente Paris FC, que en su camino hacia esta fase de grupos apeó nada más y nada menos que al Arsenal y el Wolfsburgo.