A Felipe González no le gusta la amnistía, ni se haría fotos con Carles Puigdemont en Waterloo: al PSOE no lo reconoce ni la madre que lo parió. Aunque quizás nos preguntamos demasiado si González o Alfonso Guerra se identifican con su partido actual, en vez de preguntarnos si la generación de jóvenes de izquierdas de hoy votaría a los líderes del PSOE de 1982. Cabe pensar que no. Pedro Sánchez sólo es el síntoma de cómo España y la izquierda han cambiado en 40 años, pese al recelo de la vieja guardia hacia el Frankenstein.
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10 noviembre, 2024