Francia tiene un problema sexual

Francia tiene un problema sexual

Sin ser una película estrictamente francesa, El último tango en París se convirtió en icono generacional de una liberación sexual que llegaba desde el Sena y nos alejaba de las convenciones. El protagonista era norteamericano, sí, y el director italiano, pero la postal era francesa. Y la penetración de María Schneider por Marlon Brando ejerció un magnetismo brutal hacia una sexualidad supuestamente abierta y deseable con la Torre Eiffel de fondo. Eran los años setenta y el Je t’aime de Jane Birkin llevaba ya varios años mostrando el camino hacia una Francia erótica que parecía iluminar el camino de la modernidad.

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