El bum exportador, uno de los salvavidas que ha permitido mantener a flote a la economía española en los últimos dos años, da síntomas de agotamiento. El periodo inmediatamente posterior a la pandemia estaba llamado a ser de intensa recuperación a lomos de los fondos europeos. Pero aunque la actividad regresó a sus niveles previos con una rapidez inusitada visto lo ocurrido en otras crisis, la sucesión de cisnes negros (guerra de Ucrania, crisis energética, inflación y tipos de interés por las nubes) ha empañado la vuelta a la normalidad. España capeó el temporal apoyándose en un mercado laboral a todo gas, el regreso del turismo a sus mejores números y un sector exterior en estado de gracia. Ahora, esta última gallina de los huevos de oro amenaza con dejar de serlo: las exportaciones españolas de bienes cayeron un 4,7% en los primeros nueve meses del año, y solo el aumento de su precio un 5,3% permitió mantener en positivo su saldo por la mínima, un pírrico 0,3% frente a lo ingresado entre enero y septiembre de 2022.
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16 septiembre, 2024