No hay caja sin promesa: “Energía y vitalidad”, “Inmunidad”, “Confort de la próstata”. En los anaqueles de una parafarmacia de Barcelona, rebosan decenas de cajas con píldoras que, bajo la fórmula de complementos alimenticios, garantizan reducir el “daño oxidativo”, tener “energía y deseo sexual” o “quemar la grasa”, entre otros augurios. A pocos metros, en las baldas de un supermercado, se repite el patrón: multivitamínicos, minerales y combinados con extractos de hierbas se ofrecen para el “bienestar de las articulaciones”, ayudar a la “detoxificación” o lograr “un extra de vitalidad”. Unos y otros copan, aparentemente, todos los flancos del bienestar. Pero la comunidad científica mira con recelo tantas promesas y advierte de que hay ahí más marketing que eficacia: ni curan, ni previenen enfermedades, ni son inocuos.
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11 octubre, 2024