La Real Federación Española de Fútbol que, de momento, preside Pedro Rocha, tras el escándalo del ‘caso Rubiales’, ha llegado ya a un acuerdo con los dos jóvenes, Markel Zubizarreta (Mondragón, 1985) y Gonzalo Rodríguez (Badajoz, 1995), arquitectos de uno de los proyectos más exitosos del mundo del deporte, que ha convertido, en los últimos siete años, al FC Barcelona en el equipo con más títulos de Europa y, por descontado, en todo un referente tanto por su precioso fútbol como por su modelo de gestión, que ya empezó a ser importante en los tiempos de Josep María Bartomeu.
Zubizarreta, hijo mayor del mítico portero vasco Andoni Zubizarreta y, en su momento, máximo responsable del Barça en la parcela deportiva, contó con Rodríguez, un joven abogado que se instaló en Barcelona nada más acabar la carrera de leyes, para, con menos medios que nadie relanzar el fútbol femenino culé y conseguir que se convirtiera en un modelo a seguir. Zubizarreta y Rodríguez trabajaron como auténticas hormiguitas y acabaron convirtiendo al equipo azulgrana en todo un bicampeón de Europa (2021 y 2023), además de todo un referente mundial.
Futuro incierto
Markel, que dejó la dirección deportiva del Barça femenino a finales del pasado mes de septiembre pese a tener contrato hasta junio del 2024, al no ver claro el futuro del equipo y su encaje en una entidad que no considera al fútbol femenino como fútbol sino como polideportivo (postura que ideó Mateu Alemany y sigue manteniendo Deco), se convertirá, a partir de hoy, en el máximo responsable de toda la estructura del fútbol femenino español aglutinando, al parecer, el poder que se repartían el directivo Rafael del Amo y el seleccionador Jorge Vilda.
Zubizarreta, conquistador de 16 grandes títulos con el Barça (2 Champions, 4 Ligas, 4 Copas de la Reina, 3 Supercopas y 3 Copas de Cataluña), llegó al Barça en el verano del 2017 y, en siete temporadas, transformó el fútbol femenino del ‘mès que un club’ en lo que todo el mundo considera, en estos momentos, como un claro ejemplo de como se han de hacer las cosas en el difícil y competitivo fútbol mundial.
Siempre en la sombra, siempre otorgando el máximo protagonismo a los dirigentes culés, al equipo técnico encabezado por Jonatan Giraldez y a la plantilla liderada ahora por Alexia Putellas y Aitana Bonmatí, dos de las cinco mejores jugadores del mundo, Zubizarreta se apoyó durante buena parte de estos siete años en Gonzalo Rodríguez, un abogado que, dado los escasos recursos economicos con los que contaba la sección, realizó todo tipo de gestiones para que el proyecto creciese poco a poco, desde papeleo, hasta contratos, negociaciones e, incluso, buscar piso para las jugadores y resolver todo tipo de gestiones.
Rodríguez era, es, mucho más que la mano derecha de Zubizarreta, es un profesional imprescindible hasta el extremo de que si este joven abogado no hubiese podido acompañarle en este nuevo reto que afronta el hijo del mítico portero vasco, Markel hubiera rechazado la oferta de la Federación y escogido cualquiera de las tres ofertas que posee en estos momentos, de dos equipos grandes, inmensos, británicos y otro francés.
El fichaje de Markel Zubizarreta por la Federación Española de Fútbol cuenta con el visto bueno e impulso de todas las campeonas del mundo
Se da la circunstancia, tal y como publicó El Periódico, del grupo Prensa Ibérica, el pasado 13 de junio, que Gonzalo Rodríguez fue despedido por Alemany y, evidentemente, por la directiva de Joan Laporta, después de haberle tenido dos largos años a la sombra del delegado del equipo profesional azulgrana, Carles Naval, tras arrancarle del despacho contiguo al de Zubizarreta, prometiéndole que, en un breve espacio de tiempo, sustituiría a Naval como delegado del equipo grande. No solo no ocurrió eso, sino que Alemany despidió a Rodríguez en plena luna de miel.
El último servicio
Todo parece indicar que el fichaje de Markel Zubizarreta como máximo responsable del fútbol femenino español se produce, no solo por su enorme capacidad de gestión, por la gran experiencia que ha acumulado en los últimos siete años, por su gran conocimiento del secto, por su personalidad tan reservada y profesionalidad, sino también porque es el nombre que las estrellas de la selección femenina campeona del mundo en Australia y Nueva Zelanda pusieron sobre la mesa en las conversaciones de Oliva (Valencia), como la persona más y mejor capacitada para pacificar una situación que llegó a descontrolarse por completo a raiz del escándalo protagonizado por Luis Rubiales y que, con la incoportación de Zubizarreta a la cúspide de la Federación Española, podrá encauzarse de forma positiva.
No hay que olvidar que, incluso minutos después de que Zubizarreta firmase su finiquito en el Barça, es decir, habiendo dejado ya de pertenecer al club azulgrana, los máximos responsables barcelonistas le pidieron, casi como favor personal, como última gestión institucional, que viajase a Oliva (Valencia), donde estaba concentrada la selección femenina antes de viajar a Australia, y mostrase, no solo su apoyo, sino que les ayudase en todo lo que necesitasen para que se resolviese el conflicto en el que estaban implicadas buena parte de sus jugadoras. Zubizarreta no dudó en viajar a Valencia y ponerse, totalmente, del lado de las futbolistas.