Polinesia Francesa, la madre de todos los paraísos
La Polinesia Francesa responde a la perfección a los parámetros establecidos para aquellos viajes que suelen calificarse como de “una vez en la vida”. Los casi 16.000 kilómetros que separan España de este conglomerado de islas diseminadas en el Pacífico Sur, y el hecho de que visitarlas requiera una cantidad de tiempo del que no siempre se dispone, hacen que Tahití, Bora Bora, Moorea, Tetiaroa y compañía se conviertan de inmediato en el paraíso lejano que realmente son.
Claves para la mejor experiencia
- Hay muchas empresas que organizan viajes a medida con distintas embarcaciones. Tahiti Yacht Charter es de las más aconsejables: se adaptan a todo tipo de grupos, ofrece cocinero a bordo y todos los servicios de un buen hotel.
- La mejor opción hotelera si hablamos de calidad-precio es el Intercontinental, a 10 minutos del aeropuerto de Tahití, con habitaciones muy espaciosas, generoso desayuno y situación privilegiada. También tiene un magnífico restaurante que algunas noches incluye un espectáculo de baile polinesio.
- Para llegar a la Polinesia (lo más habitual es hacer escala en París y, de allí, volar a Los Ángeles), Air Tahiti Nui ofrece una bonita experiencia inmersiva, con una comida excelente, asientos confortables y una tripulación que refleja a la perfección el espíritu polinesio.
- El atún es el gran protagonista de muchos platos indonesios, en infinidad de versiones. Uno de los mejores restaurantes de Tahití (y de la Polinesia) es el Yellowfin. Su atún a la brasa es excelente y sus cócteles, aún mejores. Un clásico imprescindible.
