Resistir o vencer: el dilema valenciano
Es una tarde de domingo atípica en el Cap i Casal. El metro, abarrotado, conduce a miles de personas hacia la tercera manifestación contra Carlos Mazón, en el mismo día en que se cumplen dos meses desde la tragedia de la barrancà. En una València que ha triplicado el gasto navideño conviven los miles de manifestantes que se agolpan junto a la plaza de San Agustín con decenas de turistas y flâneurs. Estos contemplan la escena con gesto sorpresivo, con el mismo semblante del anciano que observa una obra en la calle. En el aire, una pregunta: ¿Aguantará esta ola de movilización sin precedentes que comenzó el 9 de noviembre?
