Como en el Real Madrid todo es extremo, la cita con el Villarreal, uno de los mejores equipos del campeonato, llegaba con cierto aroma de límite, justo a las puertas de otro parón de selecciones, que amenazaba con un vacío que podía agudizar la inquietud si el equipo no levantaba un poco el juego después de la derrota del miércoles en Lille, la primera después de 36 partidos sin verse en la lona. Carlo Ancelotti primero vio un gol de Valverde, luego constató una mejoría general apoyada en Camavinga, y terminó con la angustia de Carvajal abandonando el campo en una camilla naranja después de sentir algo grave en la rodilla derecha en un lance con Yeremy Pino. Otra rodilla para la serie terrible del equipo, un regusto horrible pese a la victoria y a alcanzar temporalmente en la tabla al Barcelona, que visita este domingo al Alavés (16.15, Dazn).
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