A lo largo de la temporada, la FIFA tiene programados en su calendario cuatro parones para la disputa de partidos de las selecciones. Son diez días reservados para los compromisos de las Federaciones que deja sin apenas jugadores a los grandes clubs europeos. Así pues, las Federaciones tienen el favor de utilizar (gratis) a los mejores jugadores de cada país durante 40 días al año. A estas fechas hay que añadir los otros diez días si hay Nathions League, un mes con la Eurocopa y 40 días con el Mundial. Sin embargo, lo que enerva a los clubs, los que les maltrata, no es la disputa de cualquiera de estas competiciones sino los parones a mitad de temporada.
Una fórmula asequible en la que ganarían todas las partes sería la de anular los cuatro parones FIFA y juntarlos al final de la temporada de los clubs. De esta manera, el calendario se comprimiría y permitiría disputar todas las competiciones de clubs desde agosto a abril (Liga, Copa, Supercopa y Champions) de un tirón, para dejar para abril, mayo y mitad de junio las compromisos de las selecciones. Desde entonces hasta mitad de julio se abriría el mes de vacaciones para los jugadores.
¿Qué permitiría este cambio?
En un primer término, cualquier torneo, de clubs o de selección, tendría una mayor continuidad, un hilo argumental más concreto que el actual pues tanto parón lleva a generar la duda de la competición que se juega. Una competición se empieza y se acaba sin parones. El salto de calidad sería notable.
En segundo término, a los clubs no les pasaría como ahora con Gavi. Si un jugador que se lesiona durante la competición, los clubs tendrían el verano para reforzarse y planificar la temporada sabiendo ya estas ausencias.
Un tercer punto es que los jugadores tendrían continuidad en los diferentes estilos de entrenamientos con lo que el riesgo de lesión disminuiría.
Un cuarto es reducir el número de viajes con lo que se reducirían gastios y aumentaría el tiempo de reposo de los jugadores.