Una sola mutación en la gripe aviar de las vacas permitiría su transmisión entre humanos

Una sola mutación en la gripe aviar de las vacas permitiría su transmisión entre humanos

Cuando los primeros humanos consiguieron domesticar animales y empezaron a compartir con ellos sus vidas, no sabían que además de carne o pieles iban a recoger hecatombes. La convivencia con los animales facilitó el salto de patógenos entre especies y las ciudades que crecieron gracias a la agricultura y la ganadería se vieron diezmadas cada cierto tiempo, y esas epidemias cambiaron el mundo. La peste Cipriana del siglo III fue un acicate para el ascenso del cristianismo, la plaga de Justiniano debilitó los imperios de oriente próximo y propició la expansión fulgurante del Islam y el imperio mexicano cayó frente a un puñado de españoles habituados a la viruela.

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