El Barça de Xavi tiene una gran asignatura pendiente: ser peligroso en el último tercio de campo. De nuevo, ante el Rayo Vallecano, se vio a un equipo previsible, con pocas ideas y que no fue capaz de encontrar la llave para abrir el contundente muro que protegía a Dimitrievski.
La falta de creatividad y atrevimiento ya se apreció en los últimos partidos antes del parón de selecciones que se necesitaba como agua de mayo. Sin embargo, en Vallecas faltaron los mismos ingredientes a una receta bastante agridulce.
Un zapatazo desde larga distancia de Unai López abrió el marcador en el minuto 39 de partido. Desde entonces, empezaron las urgencias. La imagen fue mejor en el segundo tiempo, donde se logró empatar el choque, pero la realidad es que si el rival se encierra, al Barça se le complican las cosas.
Está costando salir de la presión y presionar al rival, y Xavi ya mete mano para solucionarlo. En ese aspecto, si no se puede robar el balón arriba, toca construir desde atrás y ser determinante en el juego posicional, el gran interrogante en las últimas semanas.
Ante el Rayo, Xavi optó por colocar a Frenkie de Jong entre los centrales para conseguir una salida de balón más fluida. Ya hizo lo mismo con Ilkay Gündogan partidos atrás. Oriol Romeu sufre un poco más recibiendo de espaldas a portería, y trató de solucionarlo con el neerlandés. El punto está en que eso no solventa el gran problema del Barça en el último tercio de campo.
Falta ritmo, dinamismo, ideas y atrevimiento en la frontal. El Barça se ha convertido en un equipo estático, que no se salta ni un solo pase, que da demasiados toques y que cada vez encara menos y prueba menos cosas distintas. No hay movimientos de ruptura, no hay envíos atrevidos y que busquen romper líneas. El Barça tuvo la posesión del balón en Vallecas, el 67% para ser exactos, el 72% en la segunda parte, pero dispararon a puerta las mismas veces que el Rayo (4).
UN RAYO DE ESPERANZA CON IÑIGO
Iñigo Martínez fue una de las pocas cosas positivas del choque. Xavi ya destacó su nivel en la rueda de prensa previa al partido. Ahora mismo no es ninguna exageración considerar que es uno de los mayores activos que el Barça tiene para sorprender al rival. Dejando de lado su gran trabajo en defensa, donde cada vez se exhibe más como un líder, el vasco está muy fino en el pase. Todos con intención, hacia adelante y que ayudan al equipo a saltar la primera línea de presión con mucha facilidad. En Vallecas, el gol del empate nació de sus botas.
El tanto de Lejeune en propia meta es una mezcla de varias cosas que le han faltado al Barça en varios partidos, y también contra el Rayo. Por un lado, el envío vertical de Iñigo Martínez, atrevido y que se sale un poco del esquema. Por el otro, el desmarque de ruptura de Alejandro Balde, que después pone un centro antológico de primeras. Acción que no explotaron ni Ferran Torres ni João Félix en el perfil izquierdo.
UN DÍA MÁS, DECISIONES POLÉMICAS
Una vez instalado en campo rival, el Barça se convierte en un equipo plano, predecible. La grave lesión de Gavi no ayuda en ese aspecto. Aunque muchos lo simplifiquen a un jugador ‘peleón’ y con ‘garra’, es un futbolista de un talento descomunal y que sumaba muchísimo al juego del equipo.
Al mal juego azulgrana se sumaron varias decisiones arbitrales polémicas. Últimamente da la sensación que, ante la duda, el perjudicado es siempre el mismo, el Barça. Sin embargo, los posibles errores arbitrales no deben esconder la falta de ideas, y el insuficiente juego tampoco ciertas decisiones que condicionan partidos. Por suerte, Xavi tiene herramientas de sobra para darle la vuelta a la situación. Próximo test, el martes en Champions contra el Oporto.