El reloj climático avanza sin piedad, y sus efectos (olas de calor abrasadoras, inundaciones terribles, sequías inimaginables, incendios y tormentas furiosas) están transformando los paisajes del mundo, y con ello, sus economías. Las consecuencias avanzan sin pausa, y el planeta se acerca a los umbrales de seguridad establecidos por las naciones del globo al firmar el Acuerdo de París en 2015. Desde entonces, se acordó limitar el calentamiento global a 1,5 °C en 2050 en comparación con los niveles preindustriales. La ciencia señala que para cumplir este objetivo, es necesario reducir a la mitad las emisiones contaminantes.